14 de diciembre de 2012

Construyendo riqueza interior para servir eficazmente (Parte 4)

Muchas veces relativizamos lo que hacemos al pensar en las consecuencias de nuestras acciones en la vida de otros o amortiguamos las consecuencias con promesas que nos hacemos para evitar consecuencias más graves. Sencillamente maquillamos los frutos de lo que sembramos para poder convivir con ellos.
Por esta razón, es fácil tener paradigmas autocomplacientes que nos hagan pequeños dioses de nosotros mismos (dioses de barro, pero dioses al fin). Estos paradigmas son tremendos tiranos, nunca se sacian, siempre empiezan con "tener" y no con "ser" y si empiezan con "ser" siempre tienen como fin último nuestros egos.
Los paradigmas enriquecedores son poderosos, eternos y trascendentes, pero nosotros tenemos que darles cabida en nuestra mente y corazón, enamorarnos de ellos, serles fieles y cultivarlos cada día. Podemos gritarlos sin sentir vergüenza.
Además de la tragedia de vivir solo para nosotros mismos, existe otra tragedia más común: vivir con dos paradigmas distintos. Esto significa tener el corazón partido y empezar nuestras batallas personales arrastrando la desventaja de una suerte de esquizofrenia o doble personalidad; nuestras luchas y disfrutes interiores no buscan incorporar un paradigma en la vida diaria, sino vencer esa suerte de doble ánimo. Si no purificamos nuestro corazón, nunca nos libraremos de esa batalla de doble vía. Eso es lo que pasa cuando no hay congruencia en nuestros paradigmas, cuando no alineamos el corto plazo con el largo plazo, cuando no decidimos ahora y esperamos o soñamos resultados después.
Pureza de corazón puede significar limpieza de vida y de conciencia, pero para este caso solo me refiero a una terquedad enorme por luchar apasionadamente, por ser el mismo por dentro y por fuera, seguir un camino evidente sin dos direcciones.
También a renunciar al concepto de equilibrio como la convivencia entre el bien y el mal, debemos perseguir un bien aunque aceptemos nuestras contradicciones y derrotas, pero nunca justificar convivir con el mal para "pasar el momento". No se trata de vivir con el amor y el odio, se trata de reconocer que debemos ir tras el amor y que el odio no es opuesto al amor para "equilibrar" al amor, si no, como lo diría genialmente Elisabeth Lukas, el odio es amor fracasado.
Podemos ser esclavos de un paradigma incorrecto o decidir ser fieles a un paradigma enriquecedor.
Esto no significa que no existen luchas personales en el corazón de los servidores, ¡claro que las hay! En cierto sentido estamos luchando contra corriente y siguiendo una contracultura, pero aquí nos referimos a que empezar esta lucha con un corazón partido es como querer amar a tu pareja teniendo en tu corazón el recuerdo de otra persona, o como desear sanar a otros cuando tienes heridas profundas que te ligan al pasado.
Yo puedo ser un sanador herido que entiende el dolor de las personas que sirvo y busco ayudar a sanar, pero nunca podre ayudar a sanar a otros si me embeleso en mi enfermedad.
4. Basado en Principios
Cuando construimos un paradigma existe el riesgo de dejarse llevar por explicaciones que nos hagan la búsqueda más suave, o que minimicen el dolor al descubrir nuestros paradigmas equivocados.
Siempre hay explicaciones fascinantes para nuestros errores.
Si continúas afirmando frases como: "Yo siempre busco el bien", "no le hago mal a nadie", "en mi vida solo hay cabida para pensamientos positivos", mejor no sigas leyendo este libro porque no obtendrás más provecho de él que usarlo para citarlo a otros.
R. W. Emerson decía: " odio las citas, dime lo que sabes". Este libro no es una compilación de frases para repetir en la conversación.
Pensamos en servidores eficaces que tienen tanto miedo a la autocomplacencia como a usar el poder para manipular a otros.
Sobre principios, Un principio es una verdad autoevidente que se afirma en la vida de las personas independientemente de lo que pensemos u opinemos de ellas.
Si sembraste pepinos, independientemente de lo que opines, así cambies con pintura el color del fruto, así pienses positivamente sobre otra cosecha, así declares a los cuatro vientos que van a salir tomates, de todas maneras vas a cosechar pepinos.
Lo que se siembra se cosecha, ese es un principio que habla de la causa y efecto. Cecil B. De Mille menciona: "Nos es imposible quebrantar la ley. Sólo podemos quebrantarnos a nosotros mismos al ir en contra de la ley".
¿Cómo escoger los principios?
Repetimos la opinión que hemos planteado antes: "mira los frutos". Luego de pasados los fuegos artificiales o el espectáculo con el que nos venden su proceder las personas que solo quieren justificar sus hechos, mira los frutos a la luz del largo plazo. Mira los frutos en las personas que serán afectadas al poner en práctica este principio. ¿Será liberador? ¿Qué tipo de huellas dejarán? C. S.
Lewis decía: "quien busca la verdad encontrará el confort, quien busca el confort al final no encontrará ni el confort ni la verdad".



Este es un fragmento del libro “Servir, la forma eficaz de ser líder”, José Luis Ochoa Gamboa

Si te perdiste la primera parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace
Si te perdiste la segunda parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace
Si te perdiste la segunda parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace

No hay comentarios.:

Publicar un comentario