Es verdad que estamos condicionados por nuestra
cultura, nuestro pasado, nuestras necesidades inmediatas e incluso nuestros
estados emocionales. Pero si llegaste hasta aquí, es evidente que continúas
interesado en servir mejor en lugar de ser servido, has descubierto la
importancia de asumir la responsabilidad de escoger tu respuesta ante las
circunstancias y trabajar en lo que realmente crees, tú decides cómo responder.
Parafraseando a Víktor Frankl: "Nadie nos puede quitar la libertad de
decidir cómo vamos a responder".
Un servidor
eficaz está cansado de culpar a su pasado, a sus genes, a sus
abuelos o a su mamá. Ha decido hacer un viaje sincero al interior para
modificar la imagen que tiene de sí mismo y de los demás, para que cambiando tu
manera de pensar, cambie tu manera de vivir.
Por eso asume la iniciativa y toma las riendas de
la construcción de su futuro, nadie vive por él, nadie le hace enojar, sabe que
si se enoja es porque así lo decidió o lo permitió.
Bajo esta perspectiva debes escoger perdonar y
caminar por el peregrinaje de la sanidad interior, para no replicar taras
generacionales que están disfrazadas de quejas.
Un paréntesis en tu lectura. Si deseas profundizar
sobre los párrafos anteriores o nunca antes habías visto la vida así, en el
apéndice puedes encontrar algunos libros que exponen genialmente estas
verdades, textos que motivan a las personas a pasar de ser registradores de
temperaturas que sólo reaccionan frente a las circunstancias a personas
generadoras de cambios primero personales y luego de su medio. Nos referiremos
brevemente a este tema cuando hablemos del perdón. Flaubert se hacía la
pregunta retórica: "¿Qué nos impide vivir el presente? ¿Las
cadenas del pasado o las torturas del futuro?".
Cerrando el paréntesis, seguimos asumiendo que
nuestros lectores han tomado el camino de la autorresponsabilidad de su futuro
y la liberación de su pasado por medio del perdón, y retomamos el hilo del
libro reincidiendo en la actitud nacida de paradigmas.
La actitud proviene de un sentimiento y este se
origina de un pensamiento, y todo pensamiento proviene de cómo he sido
condicionado a pensar. Todos actuamos y sentimos de acuerdo a cómo hemos sido
condicionados para pensar, y la verdad es que si cambiamos nuestra manera de
pensar, cambiará nuestra manera de vivir.
El paradigma es una verdad interiorizada
profundamente en nuestro corazón y mente, que tiene que ver directamente con nuestra manera
de pensar. Y nosotros podemos escribirlo en lo más profundo de nuestro corazón
Queremos resaltar dos implicancias sobre lo que acabamos de mencionar:
1. Podemos teorizar o, como diría E. Cole,
"racionalizar nuestro fracaso",
defender nuestro punto de vista de manera genial y lógica, pero si vemos como
evidencias solo fracasos personales, por muy maquillados que estén, nuestras esposas
nos dejarán, nuestro hijos sufrirán y nuestros círculos autodestructivos
continuarán. Claro que también tendremos respuestas y explicaciones lúcidas,
pero estas no cambian los hechos.
No hay nada más consecuente que una semilla.
2 . ¿Recuerdas algún área en tu vida personal,
trabajo o estudios donde te equivocaste al inicio, ya sea por ignorancia o
porque no quisiste reconocerlo? Luego el error se fue multiplicando en el
tiempo, hasta que no fue posible seguir ocultándolo. Podríamos llenar cientos de
hojas sobre historias parecidas que tienen este guión, todos hemos acumulado
muchas de ellas en nuestras vidas.
Imagina ahora cómo se irían multiplicando los
errores en nuestras vidas si el paradigma que vivimos es el equivocado. ¿Es
algo que asusta, no? ¿No crees que vale la pena hacer un alto para meditar
sobre esto? Ni las prisas ni las multitudes deben impedirte hacer un punto de
inflexión, corres el riesgo de servir con una motivación que te llevará a un
punto de quiebre, o lo que es peor, a invertir tu vida en una causa equivocada.
¿El paradigma correcto?
¿Cuál es el paradigma correcto? No jugaremos a ser
Dios, pero tenemos un consejo útil: "mira los frutos". Alguien dijo
que desde que se inventaron las excusas, el hombre es perfecto. Nos engañamos con
disertaciones, explicaciones lúcidas o defensas apasionadas, pero son los
frutos mirados de manera decantada a la luz del tiempo, detrás de las luces del
escenario y más allá de los resultados a corto plazo, los que nos van decir
quiénes somos realmente. Mira los frutos que has logrado en las personas que
amas.
Una mirada honesta te libra de malgastar tu vida,
así signifique un esfuerzo continuo por ser mejor. Será un esfuerzo que
impulsará la pasión por lo que puedes lograr y no la culpa por lo que no fuiste.
Si te perdiste la primera
parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace
Este es un fragmento del libro “Servir, la forma
eficaz de ser líder”, José Luis Ochoa Gamboa
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