Como aprendices, compartimos contigo las
características de un paradigma que nos satisface particularmente.
Nuestra apuesta:
Todo servidor que quiere ser eficaz e influenciar
sobre las personas debe tener un paradigma trascendente, claro, congruente y
basado en principios.
1. Trascendencia
Dos cualidades que son necesarias para que un
paradigma sea trascendente:
Trascendencia implica que no debería estar centrado en uno
mismo.
Parafraseando a Dwight E. Stevenson diremos que:
"Los cristianos no son personas extraordinarias, solo son personas que
saben que no son Dios". ¿Quieres multiplicar tus errores? Fabrícate dioses
a tu imagen y semejanza, coloca la autocomplacencia como centro y verás cómo el
egoísmo te lleva por una espiral de esterilidad y estupidez mental, donde la
visión más lejana que puedas tener no pasará de tu propio ombligo o no será más
lejana que tu propia tumba.
Cuando nuestro paradigma no es trascendente y solo
busca gratificaciones en el corto plazo, las comodidades que consigamos nos
llevarán a la mediocridad y a maneras sofisticadas de autodestrucción.
Nunca habrá suficiente contentamiento, el temor a
perder lo que tenemos será otra manera de estar sujetos a esclavitud o
servidumbre.
Somos conscientes de ello porque lo hemos vivido,
pues más de una vez nos hemos asomado al abismo. Sabemos también que tú lo
sabes.
Vivir para uno mismo está bien para los que no
conocen otra realidad que el espejo, pero para un servidor que apuesta por
causas trascendentes eso ya es historia, pues sabe que la vida es más que el
alimento y el cuerpo más que el vestido.
Trascendencia implica eternidad. El hombre es
inmortal y no puede apuntar a menos, debe responder a la necesidad última de la
persona, más allá del sustento físico; la necesidad de pertenecer, o incluso de
la realización personal, debe ser algo superior a uno mismo, mirado en toda su
dimensión.
El ser humano debe aspirar a la trascendencia; la
experiencia nos ha convencido de que esto puede satisfacer las necesidades
anteriores.
Son servidores eficaces quienes perciben una
eternidad de la cual emanan diversas ideologías, no es suficiente tener
solamente una ideología social como base de un paradigma, necesitamos uno a la
altura de nuestra eternidad.
2. Ser Claro
Un paradigma debe ser claro, las imágenes nubladas
nos llevan a la frustración. Ken Blanchard tiene una frase genial: "tratar
es una manera esforzada de no hacer nada", y mucho de nuestro esfuerzo
vacío obedece a actuar como Quijotes que desean hacer el bien pero no saben
cómo. Una persona que ama una verdad y le es fiel hasta la muerte, logra más
que los que generan cambios cosméticos en su vida, así lideren una moda.
Definirnos como persona es tan imposible como
querer definir al Dios que no ha sido creado por el hombre, estas pretensiones
solo son graciosas y resultan un ejercicio de sobremesa. Pero sí es muy
factible definir nuestro propósito o nuestro sentido, el canal por el cual
vamos a invertir lo que somos y lo que tenemos en un peregrinaje de realización
personal. Por ello el paradigma es importante, es la piedra angular de nuestra
misión en la vida y de nuestra visión de la vida. Debemos aprender a hacernos
las preguntas correctas.
Una manera de encontrar claridad es respondiendo
dos preguntas:
¿Qué es lo que realmente me importa? y ¿Qué es lo
que realmente me gustaría que me importe?. Más adelante damos una ayuda
práctica para trabajar paradigmas.
Otras preguntas que ayudan: ¿Qué es lo que crees
que es valioso para tu servicio? ¿Qué motivo te parece valedero para servir?
¿Te lo puedes repetir durante el día? ¿Puedes mirar tu vida cotidiana a través
de él?
¿Encuentras oportunidades y obstáculos para ser
fiel a esta verdad?
3. Ser congruentes
¿Consideras una o varias cosas importantes o
vitales en tu vida? Si hemos asumido varias cosas como importantes para nuestras
vidas, estas deben ser congruentes y complementarias entre sí.
Todos tenemos paradigmas porque tenemos raíces de
las cuales derivan nuestras maneras de pensar, sentir y actuar; no existen
casualidades en nuestras acciones.
Si nosotros no asumimos la responsabilidad de crear
o recrear nuestros paradigmas, simplemente actuamos según lo que otros nos
impusieron.
Como mencionamos, nuestra naturaleza se inclina por
las soluciones de corto plazo, aquellas que nos dan placer lo antes posible,
que significan el menor esfuerzo y están centradas en uno mismo.
Si te perdiste la primera parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace
Si te perdiste la segunda parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace
Este es un fragmento del libro “Servir, la forma
eficaz de ser líder”, José Luis Ochoa Gamboa
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