13 de diciembre de 2012

Construyendo riqueza interior para servir eficazmente (Parte 3)


Como aprendices, compartimos contigo las características de un paradigma que nos satisface particularmente.
Nuestra apuesta:

Todo servidor que quiere ser eficaz e influenciar sobre las personas debe tener un paradigma trascendente, claro, congruente y basado en principios.

1. Trascendencia
Dos cualidades que son necesarias para que un paradigma sea trascendente:
Trascendencia implica que no debería estar centrado en uno mismo.
Parafraseando a Dwight E. Stevenson diremos que: "Los cristianos no son personas extraordinarias, solo son personas que saben que no son Dios". ¿Quieres multiplicar tus errores? Fabrícate dioses a tu imagen y semejanza, coloca la autocomplacencia como centro y verás cómo el egoísmo te lleva por una espiral de esterilidad y estupidez mental, donde la visión más lejana que puedas tener no pasará de tu propio ombligo o no será más lejana que tu propia tumba.
Cuando nuestro paradigma no es trascendente y solo busca gratificaciones en el corto plazo, las comodidades que consigamos nos llevarán a la mediocridad y a maneras sofisticadas de autodestrucción.
Nunca habrá suficiente contentamiento, el temor a perder lo que tenemos será otra manera de estar sujetos a esclavitud o servidumbre.
Somos conscientes de ello porque lo hemos vivido, pues más de una vez nos hemos asomado al abismo. Sabemos también que tú lo sabes.
Vivir para uno mismo está bien para los que no conocen otra realidad que el espejo, pero para un servidor que apuesta por causas trascendentes eso ya es historia, pues sabe que la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido.
Trascendencia implica eternidad. El hombre es inmortal y no puede apuntar a menos, debe responder a la necesidad última de la persona, más allá del sustento físico; la necesidad de pertenecer, o incluso de la realización personal, debe ser algo superior a uno mismo, mirado en toda su dimensión.
El ser humano debe aspirar a la trascendencia; la experiencia nos ha convencido de que esto puede satisfacer las necesidades anteriores.
Son servidores eficaces quienes perciben una eternidad de la cual emanan diversas ideologías, no es suficiente tener solamente una ideología social como base de un paradigma, necesitamos uno a la altura de nuestra eternidad.

2. Ser Claro
Un paradigma debe ser claro, las imágenes nubladas nos llevan a la frustración. Ken Blanchard tiene una frase genial: "tratar es una manera esforzada de no hacer nada", y mucho de nuestro esfuerzo vacío obedece a actuar como Quijotes que desean hacer el bien pero no saben cómo. Una persona que ama una verdad y le es fiel hasta la muerte, logra más que los que generan cambios cosméticos en su vida, así lideren una moda.
Definirnos como persona es tan imposible como querer definir al Dios que no ha sido creado por el hombre, estas pretensiones solo son graciosas y resultan un ejercicio de sobremesa. Pero sí es muy factible definir nuestro propósito o nuestro sentido, el canal por el cual vamos a invertir lo que somos y lo que tenemos en un peregrinaje de realización personal. Por ello el paradigma es importante, es la piedra angular de nuestra misión en la vida y de nuestra visión de la vida. Debemos aprender a hacernos las preguntas correctas.
Una manera de encontrar claridad es respondiendo dos preguntas:
¿Qué es lo que realmente me importa? y ¿Qué es lo que realmente me gustaría que me importe?. Más adelante damos una ayuda práctica para trabajar paradigmas.
Otras preguntas que ayudan: ¿Qué es lo que crees que es valioso para tu servicio? ¿Qué motivo te parece valedero para servir? ¿Te lo puedes repetir durante el día? ¿Puedes mirar tu vida cotidiana a través de él?
¿Encuentras oportunidades y obstáculos para ser fiel a esta verdad?

3. Ser congruentes
¿Consideras una o varias cosas importantes o vitales en tu vida? Si hemos asumido varias cosas como importantes para nuestras vidas, estas deben ser congruentes y complementarias entre sí.
Todos tenemos paradigmas porque tenemos raíces de las cuales derivan nuestras maneras de pensar, sentir y actuar; no existen casualidades en nuestras acciones.
Si nosotros no asumimos la responsabilidad de crear o recrear nuestros paradigmas, simplemente actuamos según lo que otros nos impusieron.
Como mencionamos, nuestra naturaleza se inclina por las soluciones de corto plazo, aquellas que nos dan placer lo antes posible, que significan el menor esfuerzo y están centradas en uno mismo.

Mañana no te pierdas la entrega final de este artículo
Si te perdiste la primera parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace
Si te perdiste la segunda parte de este artículo la podrás encontrar en el siguiente enlace

Este es un fragmento del libro “Servir, la forma eficaz de ser líder”, José Luis Ochoa Gamboa

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