Como aprendices, podemos mencionar algunos
elementos que nos han ayudado mucho:
1. Tener el paradigma correcto
2. Sentirse y saberse amado
3. Compromiso con la visión
personal
4. Tener la libertad del servicio
5. Entender el servicio como una expresión de
grandeza
6. Disfrutar lo que se hace
7. Llenar la soledad de cosas que enriquecen
8. Buscar constantemente ser un mejor servidor
Construyendo y alimentando el paradigma correcto
Una de las definiciones del diccionario nos dice
que el paradigma es un "ejemplo que sirve de norma". Roberto A. Orr
lo define como "un patrón o mapa para el entendimiento y explicación de
ciertos aspectos de la realidad"; el mismo autor, citando a J. A. Barrer,
menciona que un paradigma hace dos cosas:
Establece y define límites
Muestra cómo comportarse dentro de los límites para
tener éxito
Hay mucha literatura sobre el tema de paradigmas,
arquetipos mentales y mapas
mentales. No queremos profundizar en ello pues corremos el riesgo de
desviarnos del tema central que queremos comunicar; sin embargo, queremos dejar
en claro la importancia de este tema para quienes están convencidos de que sin
victorias interiores no puede haber victorias naturales por fuera. Siendo el
paradigma una raíz interior, debe ser examinada por quienes desean trabajar en
las causas para ver los frutos.
Empezaremos repitiendo lo que más de un autor ya
mencionó: no vemos las cosas como son, sino como somos nosotros. Es decir, muy
adentro de nosotros tenemos paradigmas mentales, una suerte de mapas que nos
dibujan la realidad de acuerdo a ciertos parámetros, despiertan nuestros
sentidos y condicionan nuestras respuestas y actitudes.
Por ejemplo, si una persona se comunica por
teléfono contigo y te dice que vive en una gran residencia con más de 100
habitaciones, por lo general:
Tu mente crearía la imagen de una persona con
muchos recursos, tal vez con cierta educación y muchas relaciones.
Tus sentimientos hacia esta persona estarían
determinados por la imagen que se haya creado en esos segundos. Tus
actitudes en la conversación estarían determinadas por la imagen mental y los
sentimientos que surjan a partir de los patrones ya condicionados.
De las actitudes a las acciones solo hay un paso
natural, es cuestión de tiempo que se expresen verbal o corporalmente. Esto es
tan lógico como que subiendo del primer piso se encuentra el segundo.
Sigamos con el ejemplo anterior. De pronto alguien
te muestra la foto de la persona y tú la ves vestida de presidiario en un patio
y como fondo las 100 "habitaciones". ¿Cambió tu imagen de la misma
persona? ¿Cambiaron tus sentimientos hacia ella? ¿Cambió su actitud?
Muchas veces pensamos que es suficiente responder
externamente de manera adecuada, pero sin cambios internos solo alimentaremos
una doble personalidad que tarde o temprano nos cobrará por su empleo.
Al final, lo queramos o no, haremos lo que creemos;
esto no es un truco de sugestión, sino la consecuencia natural de lo que
anunciamos que haríamos en nuestro interior.
Es sorprendente la cantidad de personas que dicen
creer en algo, pero con sus hechos demuestran que no creen en ello, y en lugar de trabajar con lo
que realmente creen, es decir sus paradigmas buscan solucionar solo sus
acciones, que son la consecuencia de su manera de pensar.
La imagen que me genere influirá en mis
sentimientos, mis sentimientos influirán en mis actitudes, y mis actitudes se
mostrarán en mis acciones.
Si tenemos una multitud de personas frente a un
edificio público, ¿Qué es lo que ve, siente y desea frente a ese grupo un
maestro?¿Un político? ¿Un vendedor?
¿Cambiaron las circunstancias? ¿Cambiaron las personas?
Imagina ahora que el maestro, el político o el
vendedor están tristes, deprimidos o eufóricos, ¿qué es lo que verían,
sentirían o desearían respecto al grupo?
Encuentra mañana la segunda
parte de este artículo.
Este es un fragmento del libro “Servir, la forma eficaz de ser líder”, José Luis Ochoa Gamboa
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