24 de junio de 2022
Escuchar para ayudar a transformar
21 de junio de 2022
Liderazgo en tiempos difíciles
En el tiempo que llevo como Coach, no he conocido a ningún líder de ninguna organización que disfrute despidiendo al personal de su empresa.
17 de junio de 2022
Comunicación avanzada
15 de junio de 2022
El Liderazgo Gerencial
13 de junio de 2022
Responsabilidad y estrés
Este es un ejemplo muy sencillo y fácil de entender, hay cientos de situaciones en las que ponemos la responsabilidad, la culpa, fuera de nosotros. Las personas que practican esta técnica, la mayoría de las veces, no son conscientes del estrés que se están poniendo de forma totalmente gratuita. Poner la responsabilidad fuera de nosotros significa ceder el control de aquello que nos pasa a otro ente o persona. Eso genera sensación de impotencia puesto que no podemos cambiar a los demás, ya les gustaría a muchos poder cambiar a los demás, pero no es así. Cuando cuentan la historia de forma que no tienen nada que ver con el problema, en realidad están diciendo que tampoco tienen nada que ver con la solución.
Esta forma de vivir tiene un inconveniente y es que si decides que no tienes posibilidad de alterar tu vida, porque las cosas que te pasan son decisión de otro, dependerás de otro para ser feliz; si el mundo te trata bien serás feliz, si el mundo te trata mal serás infeliz, como si tu no pudieras hacer nada para influir en cómo te trata el mundo.
Tu decides, la responsabilidad genera un tipo de estrés, la inocencia genera otro diferente, pero estrés al fin y al cabo.
10 de junio de 2022
El Coaching como ayuda a la buena gestión del tiempo
- El 20% de la entrevista proporciona el 80% de las conclusiones.
- El 20% del trabajo de mesa posibilita el 80% del éxito en el trabajo total.
- El 20% de nuestro tiempo contribuye al 80% de los resultados.
- El resto suelen ser imprevistos, urgencias, interrupciones, correcciones, etc.
- Obtener una mejor panorámica de las actividades y prioridades.
- Tener más tiempo libre para la creatividad.
- Dominar, reducir y evitar el estrés.
- Tener más tiempo libre.
- Alcanzar consecuente y sistemáticamente los objetivos propuestos.
- Planificar por adelantado.
- Hacer y seguir una lista de prioridades: tareas importantes y urgentes, tareas importantes, tareas urgentes y tareas minucia.
- Agrupar las tareas según las capacidades requeridas.
- Programar actividades de descanso.
- Prometer menos y cumplir más.
- Hacer un seguimiento de los procesos.
- Delegar todo lo que se pueda.
- Establecer parámetros para decir “no”
- Tener en cuenta la curva del rendimiento.
- Anotar en primer lugar las fechas ya comprometidas para entrevistas, citas o reuniones.
- Señalar las tareas con fechas/horas límite establecidas previamente.
- Reservar espacios temporales para asuntos con fechas límite.
- Anotar el resto de cuestiones que se consideren importantes a las que tengamos que dedicarles tiempo.
- ¿Cómo resuelve cumplir con todo lo que quiere o necesita hacer a diario a lo largo del día, va pasando tranquilamente de una actividad a la siguiente?
- ¿Cómo determina cuánto tiempo le llevará una actividad?
- ¿Escribe una lista de los asuntos que debe resolver en el día?
- ¿Cómo establece prioridades?
- ¿Sabe decir ”no?”
- ¿Cómo es ahora mismo un día normal de trabajo?
- ¿Cuántas cosas intenta hacer en una sola jornada?
- ¿Es realista al respecto?
- ¿Qué actividades de su trabajo, son prioritarias?
- ¿Cómo puede saber qué actividades son prioritarias?
- ¿Qué necesita que ocurra para que determinadas actividades no acaben en la lista de cosas urgentes o importantes?
- ¿Qué le gusta más hacer de todos los asuntos que son de su competencia?
- ¿Sabe delegar?
- ¿Es capaz de darse a Ud. mismo el apoyo que necesita?
- ¿Qué va a hacer para alcanzar su objetivo? ¿Cuándo, dónde y cómo?
8 de junio de 2022
¿Fuera o dentro de la caja?
- Redefinir
- Rediseñar
- Reinventar
- Salir de contexto
- Ir más allá
- Estimular el pensamiento flexible
6 de junio de 2022
¿Cómo encontrar sentido a los malos momentos?
Tenemos una imagen de la felicidad que no existe. Hay que reivindicar el derecho para atravesar los malos momentos
Seguro que alguna vez has atravesado un momento difícil: porque no te saliera algo como esperabas, porque no te encontrabas bien o porque perdiste a algún ser querido. Lo que sea. En esos instantes no brotan emociones positivas necesariamente, ni te apetece estar alegre como unas castañuelas. Te pueden decir que veas la botella medio llena, que te animes, pero te sirve de poco. Estás mal y punto; y lo peor que puedes hacer es, además, sentirte culpable por ello. Tendríamos que reivindicar el derecho para atravesar malos momentos, porque son necesarios, porque tienen un motivo y porque quizá tengamos una imagen de la felicidad que no existe.
Posiblemente, la psicología positiva ha sido una de las grandes revoluciones en el pensamiento de las últimas décadas, sin embargo, parece que existe una corriente mal entendida que defiende que la felicidad es una vida sin dolor y sin momentos de sufrimiento. En Oriente, por ejemplo, uno de los monjes tibetanos más reconocidos, Kenchen Konchog Gyaltshen Rinpoche, reconoce las ventajas de pasarlo mal: nos aporta sabiduría, nos entrena en resistencia, nos ayuda a ser más compasivos y nos lleva a respetar de un modo profundo la realidad. Por tanto, los malos momentos nos ayudan, y todos los héroes, incluso los de las culturas más ancestrales, viven sus propios desiertos, es decir, sus instantes de bajón emocional. Es más, incluso si queremos renovarnos, seguramente tendremos que atravesar algún desierto más o menos árido.
Cuando nos sonríe el éxito, nos sentimos fuertes, invencibles y podemos caer en la arrogancia. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a un contratiempo, a un fracaso o a una pérdida, nuestras seguridades se tambalean un poco. Nos ayuda a cuestionarnos y a indagar sobre ciertas certezas. Y eso es saludable porque transitamos de la posible arrogancia a abrazar la humildad, a tocar tierra (humus, que es el origen de la palabra). Por eso, me gusta la metáfora que utiliza Tal Ben-Shahar, profesor de Harvard, quien dice que “cuando estamos en éxtasis, miramos hacia arriba, hacia el cielo, hacia el infinito, y cuando estamos pasándolo muy mal, tendemos a mirar hacia abajo, hacia el suelo, hacia lo finito”. Y ambas miradas son necesarias para completarnos como personas.
El hecho de que pasarlo mal tenga un sentido y nos ayude a crecer como personas tampoco significa montar una tienda de campaña en esos momentos. La idea es salir de ello lo antes posible y con el máximo aprendizaje posible. Por tanto, ¿qué podemos hacer si lo estamos pasando mal?
El primer punto que necesitamos es aceptarlo. No vale de nada negarlo, decir que estás bien cuando por dentro no estás en tu mejor momento. Has de comenzar a reconocértelo a ti mismo.
Segundo, es bueno hablarlo para no convertirlo en un gigante. Los silencios y nuestras noches deforman la realidad. Por eso, verbalizarlo con alguien de confianza nos ayuda a contemplarlo desde fuera. Equivaldría a quitarle la sábana al fantasma y a ver que no es para tanto.
Tercero, identifica el aprendizaje. Cuando somos capaces de entender qué nos aporta, podemos dar pequeños pasos para salir de él. Cada aprendizaje es un peldaño hacia su salida.
Cuarto, busca recursos mentales, emocionales o físicos. En lo mental, nos ayuda relativizarlo, enmarcarlo en su justa medida o el sentido del humor. Buscar a ese amigo que sea capaz de hacerte reír de lo que te duele. En el plano emocional, nos viene bien cuidarnos, recogernos en sensaciones amables. Huir de discusiones que aportan bien poco. Y en el terreno físico, el deporte o simplemente un baño o un masaje nos permiten ir separándonos un poquito más de ese mal momento. Por supuesto, no se olvida ni desaparece, pero al menos, nos permite tomar algo más de distancia.
Y quinto, confía. Prácticamente el cien por cien de los desiertos se superan. A veces es una cuestión de tiempo. Pero en la medida en que se confíe, se tiene más energía para continuar adelante.
Todos vivimos malos momentos. Algunos se superan rápido y otros nos pueden llevar varios meses. Ambos forman parte de la aventura de vivir. No tenemos que ir a buscarlos ni regocijarnos en ellos, pero sí aprovecharlos como maestros para conocernos más a nosotros mismos, para aprender y para renovarnos como personas.
Fuente: elpais.com
1 de junio de 2022
Creer, crear y crecer
Creer en ti, en tu propósito y en tu pasión te ayudará a tener la fortaleza en los momentos que más desees detenerte.
Crea oportunidades
En relación al punto anterior, recordemos lo siguiente: “[…] ver oportunidades en lugares donde otros solo logran visualizar puertas cerradas.”
Situación: LinkedIn es una de las mejores herramientas para crear un primer contacto con gente afín a tu área de negocio. A mí en lo particular me sucedió tras recibir una solicitud de una persona del área de comunicación que no conocía.
Su información de contacto me resultó interesante y decidí escribirle ese mismo día; en dicho mensaje le comenté sobre mi experiencia, mi empresa, sus servicios y cómo consideraba que podría resultar interesante trabajar en conjunto. Horas más tarde, recibí un correo con una propuesta de día y hora para vernos.
Mi aprendizaje más grande fue el darme cuenta de que nadie nos limita de crear oportunidades y que no perdemos nada con arriesgarnos.
Recuerda, el no ya lo tienes, ¿qué vas a hacer para obtener el sí?
La vida de un emprendedor se rige, entre muchos otros aspectos, por el cambio. Esto, en ocasiones, nos orilla a resolver situaciones a prueba y error con la finalidad de alcanzar objetivos y metas en concreto, cuando en realidad, y desde un inicio, podríamos utilizar un buen enfoque para obtener de una manera más confiable aquello que deseamos para nosotros y nuestras empresas.
Si actualmente te es difícil responder esta pregunta, es probable que tu enfoque no esté claro, que éste haya evolucionado o simplemente que aún sea inexistente. Ahora bien, si notas que tu enfoque actual no está dando resultandos, es válido redirigirlo hacia una nueva dirección que resulte mucho más favorable.
Aprende
Al mantener vivo el deseo por aprender tendencias nuevas sobre tu área de negocio, el mundo, idiomas u otras culturas estás alimentando tu creatividad e incorporando nuevas habilidades a tu vida diaria. Lo habrás escuchado anteriormente, pero es una realidad que en un mundo que está en constante cambio es inevitable no adaptarnos y ofrecer servicios, productos o soluciones que satisfagan lo que el público solicita.