La palabra “educar” está asociada a guiar, facilitar, conducir, inducir, orientar, cambiar. Cada una de estas acciones reflejan de alguna manera la tarea y el compromiso de quien educa, sean estos padres o educadores, quienes son los principales protagonistas en la tarea educativa de sus hijos y sus alumnos, respectivamente.
Sin embargo, habría que analizar la realidad del siglo XXI y cuestionarse ¿hacia dónde estamos educando? y ¿cómo lo estamos haciendo? pero sobre todo evaluar ¿qué resultados estamos obteniendo?
Compartir con cientos de estudiantes, hijos, educadores y padres en diferentes partes del mundo, me hace reflexionar sobre la calidad de la educación que se está dando en nuestros tiempos, entendiéndose por calidad educativa ¨la capacidad de responder a las necesidades del entorno¨.
Parte de esta realidad la veo reflejada en la dificultad de los educadores para motivar al aprendizaje y responder a la diversidad, el reto de los padres en la formación de valores y hábitos en sus hijos, la dificultad de ambos para mantener y desarrollar una convivencia adecuada en el entorno familiar y educativo, la dificultad de los hijos y estudiantes para establecer un vínculo con sus padres y sus educadores, la frustración de los alumnos por no encontrarle un sentido o significado al contenido curricular. Todo ello es una muestra de que es necesario reflexionar sobre el sentido que tiene hoy en día el modelo de educación que se está desarrollando en la familia y en la escuela.
La formación integral de la persona debe seguir siendo el propósito fundamental de la educación; los padres y educadores deben ser y seguirán siendo los protagonistas de esta tarea, siendo el ejemplo la herramienta más potencial. Debemos de volver a una educación personalizada, la cual implica conocer y respetar la individualidad de cada uno, ofreciendo una educación para todos. El contenido del currículo debe responder a un aprendizaje significativo y la metodología debería estar fundamentada en herramientas prácticas y efectivas que motiven al aprendizaje.
Pensar en educar en el siglo XXI no es sinónimo de educar con tecnología o involucrarnos en una vida cibernética, sino más bien nos invita hoy, más que nunca, a potencializar las competencias del ser humano, fortalecer los valores, fomentar las buenas relaciones interpersonales y desarrollar aptitudes para la vida personal y profesional. Esto solo se puede lograr cuando se tiene un guía, un orientador, un facilitador, que sea capaz de establecer una relación o un vínculo con sus pupilos, de manera que logre sacar de dentro lo mejor de cada uno, dirigiéndole hacia un objetivo con estrategias efectivas de enseñanza dentro de un ambiente motivador que favorezca el aprendizaje. Existe una receta óptima y única para enseñar hoy, mañana y siempre, esa es la ACTITUD DEL EDUCADOR que logra, sobre todo, la disposición de un estudiante para querer aprender.
Los educadores y padres necesitan aprender a educar a los hijos y estudiantes de hoy, no podemos seguir conscientes de la necesidad de un cambio, es necesario hacer algo al respecto.
Las grandes empresas se están enfrentando a la realidad moderna que les exige mayor eficiencia, ejecutivos con conocimiento del mercado y con liderazgo, así como equipos altamente efectivos. De la misma manera la escuela y el hogar son las empresas más importantes responsables de formar personas que serán la base de la sociedad del futuro. Necesitamos educadores y padres con conocimiento y liderazgo, conformando equipos altamente efectivos dentro de instituciones familiares y educativas, sólidas, alineadas a mismo fin y propósito, flexibles y dispuestas al cambio pero sobre todo preparadas para asumir el RETO DE EDUCAR HOY
MPC Coaching
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