Muchas veces
relativizamos lo que hacemos al pensar en las consecuencias de nuestras
acciones en la vida de otros o amortiguamos las consecuencias con promesas que
nos hacemos para evitar consecuencias más graves. Sencillamente maquillamos los
frutos de lo que sembramos para poder convivir con ellos.
Por esta razón, es
fácil tener paradigmas autocomplacientes que nos hagan pequeños dioses de
nosotros mismos (dioses de barro, pero dioses al fin). Estos paradigmas son
tremendos tiranos, nunca se sacian, siempre empiezan con "tener" y no
con "ser" y si empiezan con "ser" siempre tienen como fin
último nuestros egos.
Los paradigmas
enriquecedores son poderosos, eternos y trascendentes, pero nosotros tenemos
que darles cabida en nuestra mente y corazón, enamorarnos de ellos, serles
fieles y cultivarlos cada día. Podemos gritarlos sin sentir vergüenza.
Además de la
tragedia de vivir solo para nosotros mismos, existe otra tragedia más común:
vivir con dos paradigmas distintos. Esto significa tener el corazón partido y
empezar nuestras batallas personales arrastrando la desventaja de una suerte de
esquizofrenia o doble personalidad; nuestras luchas y disfrutes interiores no
buscan incorporar un paradigma en la vida diaria, sino vencer esa suerte de
doble ánimo. Si no purificamos nuestro corazón, nunca nos libraremos de esa
batalla de doble vía. Eso es lo que pasa cuando no hay congruencia en nuestros
paradigmas, cuando no alineamos el corto plazo con el largo plazo, cuando no
decidimos ahora y esperamos o soñamos resultados después.
Pureza de corazón
puede significar limpieza de vida y de conciencia, pero para este caso solo me
refiero a una terquedad enorme por luchar apasionadamente, por ser el mismo por
dentro y por fuera, seguir un camino evidente sin dos direcciones.
También a renunciar
al concepto de equilibrio como la convivencia entre el bien y el mal, debemos
perseguir un bien aunque aceptemos nuestras contradicciones y derrotas, pero
nunca justificar convivir con el mal para "pasar el momento". No se
trata de vivir con el amor y el odio, se trata de reconocer que debemos ir tras
el amor y que el odio no es opuesto al amor para "equilibrar" al
amor, si no, como lo diría genialmente Elisabeth Lukas, el odio es amor
fracasado.
Podemos ser esclavos
de un paradigma incorrecto o decidir ser fieles a un paradigma enriquecedor.
Esto no significa
que no existen luchas personales en el corazón de los servidores, ¡claro que
las hay! En cierto sentido estamos luchando contra corriente y siguiendo una
contracultura, pero aquí nos referimos a que empezar esta lucha con un corazón
partido es como querer amar a tu pareja teniendo en tu corazón el recuerdo de
otra persona, o como desear sanar a otros cuando tienes heridas profundas que
te ligan al pasado.
Yo puedo ser un
sanador herido que entiende el dolor de las personas que sirvo y busco ayudar a
sanar, pero nunca podre ayudar a sanar a otros si me embeleso en mi enfermedad.
4. Basado en
Principios
Cuando construimos
un paradigma existe el riesgo de dejarse llevar por explicaciones que nos hagan
la búsqueda más suave, o que minimicen el dolor al descubrir nuestros paradigmas
equivocados.
Siempre hay
explicaciones fascinantes para nuestros errores.
Si continúas
afirmando frases como: "Yo siempre busco el bien", "no le hago
mal a nadie", "en mi vida solo hay cabida para pensamientos positivos",
mejor no sigas leyendo este libro porque no obtendrás más provecho de él que
usarlo para citarlo a otros.
R. W. Emerson decía:
" odio las citas, dime lo que sabes". Este libro no es una
compilación de frases para repetir en la conversación.
Pensamos en
servidores eficaces que tienen tanto miedo a la autocomplacencia como a usar el
poder para manipular a otros.
Sobre
principios, Un principio es una verdad autoevidente que se afirma en la
vida de las personas independientemente de lo que pensemos u opinemos de ellas.
Si sembraste
pepinos, independientemente de lo que opines, así cambies con pintura el color
del fruto, así pienses positivamente sobre otra cosecha, así declares a los cuatro
vientos que van a salir tomates, de todas maneras vas a cosechar pepinos.
Lo que se siembra se
cosecha, ese es un principio que habla de la causa y efecto. Cecil B. De Mille
menciona: "Nos es imposible quebrantar la ley. Sólo podemos quebrantarnos
a nosotros mismos al ir en contra de la ley".
¿Cómo escoger los
principios?
Repetimos la opinión
que hemos planteado antes: "mira los frutos". Luego de pasados los
fuegos artificiales o el espectáculo con el que nos venden su proceder las
personas que solo quieren justificar sus hechos, mira los frutos a la luz del
largo plazo. Mira los frutos en las personas que serán afectadas al poner en
práctica este principio. ¿Será liberador? ¿Qué tipo de huellas dejarán? C. S.
Lewis decía:
"quien busca la verdad encontrará el confort,
quien busca el confort al final no encontrará ni el confort ni la verdad".