28 de abril de 2017

Los miedos universales II

El segundo miedo es “no soy lo suficientemente buena(o)”. Dentro de casi cada uno de nosotros, y en todas las culturas, hay un sentimiento de no ser merecedores de lo mejor. De que nuestras aportaciones a nuestra familia, trabajo, a nuestros vecinos y al mundo no son valoradas. Dentro de cada uno de nosotros hay un deseo de hacer grandes contribuciones a la humanidad y queremos trabajar por la paz y por el bienestar del mundo. Sin embargo nuestro miedo nos paraliza y no nos deja realizar lo que anhelamos.


El tercer miedo es la falta de confianza en la Divinidad, en los demás y en nosotros. Hay un sentimiento en nuestro interior que no nos deja confiar. Hemos pasado experiencias difíciles, desilusiones y dolor, esto nos ha llevado a desconfiar hasta de nosotros mismos dudando de nuestras acciones y decisiones. Si no confiamos en nosotros, ¿como podemos confiar en los demás y en Dios? Si queremos que algo cambie, debemos confiar en la Divina presencia de Dios en nuestras vidas y cambiar nuestras creencias. Si entendemos que no valemos, eso se manifestará en nuestras vidas atrayendo personas y situaciones que validen esa creencia.

¿Qué herramientas podemos utilizar para liberarnos del miedo? Una de las más recomendadas es la meditación y la práctica espiritual. Si eres católica(o) puedes rezar el rosario con la intención de liberarte de los miedos que te atan. Utiliza la herramienta que hayas aprendido en tu camino espiritual, cualquiera que sea el que hayas escogido, todas son buenas, pues mueven y aumentan la energía que te va a ayudar a atraer a tu vida nuevas y mejores experiencias.

La meditación junto a la visualización y las afirmaciones te dan la ayuda necesaria para sobrepasar la resistencia que tal vez tengas de cambiar tu vida. Cuando el miedo nos paraliza, no queremos tomar acción pues equivocadamente pensamos que es mejor quedarnos como estamos que trabajar con nuestro cambio. Todos podemos vivir una vida sin temor, sin miedo, esto no quiere decir que no lo vayamos a sentir, sino que, aún sintiéndolo, hagamos lo que es correcto hacer y lo que es mejor para nosotros y todos a nuestro alrededor, es ver las crisis como una oportunidad y utilizar los retos que se nos presentan para nuestro crecimiento espiritual y para nuestro mayor bien.

Medita, afirma, visualízate soltando los miedos. Eres más que triunfador(a) y no hay nada que impida lo que quieres alcanzar, excepto tu misma(o).


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