Muchos creen que un día bueno o malo depende completamente de la suerte o de las circunstancias externas, pero cada persona tenemos una influencia decisiva en cómo percibimos, afrontamos y creamos nuestra realidad.
En este artículo se recrea una conversación entre madre e hija analizando qué cosas hacemos, pensamos y sentimos diferente cuando tenemos un mal día y un buen día y nos invita a que hagamos lo mismo nosotros y con esas conclusiones cambiar el modo automático con el que conducimos nuestra existencia:
DIME LO
QUE TE CUENTAS Y TE DIRÉ QUE TE PASA
MPC Coaching
Me estaba
preguntando el motivo de los cambios de estado que tenemos las personas,
dependiendo muchas veces de “el día que estamos teniendo”. Quiero decir…
¿Qué
haces distinto el día que estás bien del día que estás mal?
Cuando la
gente dice es que tengo un mal día hoy, ¿cuál es la diferencia? ¿Te sientes
distinto? ¿Cómo? ¿Te dices cosas diferentes a ti mismo?
¿Te tomas
las cosas de forma que te afecten menos o de otra manera?
Hoy
estaba hablando con mi mamá, ella está pasando por un mal momento, y aprendo
mucho de hablar con ella y observarla. Me estaba diciendo algo así como…
- “Tengo
mal cuerpo, porque estoy dándole muchas vueltas a un tema x…”
Yo que
quería ayudarla y estaba viendo que no cenaba y estaba tristona le he
preguntado… y ¿qué te ocurre? ¿Por qué no cenas? Y me ha dicho…
- “Porque
cuando tengo un mal rato se me cierra el estómago y no me apetece comer no dejo
de pensar en lo que me preocupa.”
Inmediatamente
yo le he contestado con otra pregunta… y ¿cómo lo haces mamá?
- “¿Que
como hago el qué?”
Tener un
mal día digo. Un mal rato… ¿cómo se hace? ¿Qué es lo que haces, te
dices y piensas cuando tienes un mal rato?
Ella me
ha explicado entonces sobre sus sensaciones, sobre la inapetencia a cenar, el “run
run” mental, la lucha interna de reprocharse a sí misma estar así…
Después
he vuelto a preguntarle… ¿Y cómo haces cuando tienes un buen día?
Al
principio no me entendía…
Si, que
¿qué cosas haces cuando tienes un buen rato o día? ¿Cómo piensas? ¿Qué te
dices?
No lo
encajaba…
Le he
pedido entonces que recordase la última vez que se había sentido bien,
tranquila, en paz, haciendo cosas, ni excesivamente positiva ni tristona,
normal, neutral tirando a bien…
Me ha
comentado así que se decía a si misma lo contrario, que no pasaba nada, que
estaba todo bien, que todo se solucionaría, que había un
motivo para haber tomado sus decisiones y era honesto…
También
que en un buen rato, (estaba recordando concretamente un momento del fin de
semana), estaría cenando tranquilamente, viendo la tele y comentando lo que
sale, sin preocuparse ni comerse la cabeza por nada.
Por otro
lado no tendría mala cara sino que estaba sonriendo y no estaba hablando sobre
si tener un buen o mal día…
Entonces
le he preguntado… ¿y si pudieses cambiar tu estado? ¿Para qué elegir hacer y
pensar todas estas cosas ahora que no te hacen sentir bien? ¿Qué ganas?
Y me ha
dicho “no es tan fácil porque existen mil motivaciones para seguir machacándose”…
Y le he
contestado, ¿cómo qué no? Y si sencillamente te pones a ver la tele, te comes
la cena y hablamos sobre la serie que estamos viendo, así sin más desde ya…
¿qué pasaría?
Afortunadamente
mamá es la cobaya perfecta, siempre está dispuesta a mejorar, probar cosas y
experimentar con tal de aprender y crecer. Su respuesta ha sido tajante.
- Muy
bien, y ha traído la ensalada… – veamos la serie!
5 MINUTOS
DESPUÉS TODO SU CUERPO ESTABA MAS RELAJADO.
30
MINUTOS DESPUES HABIA DEJADO DE DARLE VUELAS A LA CABEZA.
MORALEJA: ¿Para
qué hacer cosas que nos limitan y mantienen en una posición de víctima? ¿Cuál
es la diferencia entre cómo te comportas contigo mismo en un buen día y en un
mal día? ¿La hay? Piénsalo!
¿Cuántas
veces entramos en un patrón de pensamientos en bucle? ¿Y qué es lo que haces
normalmente cuando estás tranquilo o feliz? ¿Cómo piensas en esos momentos?
¿Qué te dices a ti mismo?, ¿desde qué perspectiva miras las cosas cuándo te
juzgas?, ¿eres más o menos critic@?
¿Cómo
haces para estar mal?
¿Cuál es
la mecánica de un mal día para ti? ¿Y la de un buen día?
Te
propongo un experimento que yo misma voy a hacer, anota las siguientes
características de tu día en un cuaderno cuando tengas uno de esos estupendos,
en los que te acuestas a gustito. O cuando hayas pasado una “buena mañana” o un
“buen rato”
No caigas
en el error de responsabilizar únicamente de ese día o momento a las personas
que te hayan rodeado o los acontecimientos…
¿Qué parte has hecho tú?
· ¿Cómo te
has tomado las cosas?
· ¿Cómo has
reaccionado?
· ¿Qué te
has dicho o contado a ti mismo?
· Y
físicamente, ¿cómo estaba tu cuerpo? ¿Tenso, relajado, abierto, cerrado,
rígido, sensible, dolorido, con ganas de deporte, activo? Relaciónalo…
· ¿Cómo te
has alimentado? ¿Cuáles han sido tus horarios, tu rutina? ¿En qué estabas
pensando?
· ¿Has
imaginado cosas sobre fantasías? ¿Has pensado en que pasaría si… con respecto a
algún tema…?
· ¿Lo has
hecho en positivo o negativo?
· ¿Cómo has
imaginado o recordado hoy o tras ese buen rato?
Experimenta
en el cuaderno anotando también las respuestas sobre “los malos días”
Y haz
balance. ¿Qué actitudes te ayudan y cuáles te limitan?
¿Qué patrones
de comportamiento o conductas puedes mejorar, o sustituir para transformar
un mal día en uno bueno?
¿Y cuáles
son tus creencias al respecto?
¿Qué no
es tan fácil? ¿Diciéndote eso te ayudas? ¿Y si sí lo fuese?
¿Has
probado tantas veces a pararte a escuchar el cómo te diriges a ti mismo cuando
tienes un mal estado de ánimo como veces has aceptado el hecho de tener un mal
día?
¿Y si
pudieses probar? ¿Y si cambiando tu cuerpo y tus acciones aprendieses a cambiar
tu estado?
Es de
pura lógica que es fácil estar hecho polvo si te saltas la cena, asumes el
estómago cerrado, te justificas a ti mismo el motivo de que eso sea así,
mientras te dices que vaya con lo que estás haciendo, que si tenías que hacer
esto mejor, o esto otro haberlo hecho y lo has dejado pasar, que si recriminándote
cosas…
También
es fácil sentirse bien cuando uno se dice, a cenar, cuido mi cuerpo con amor, y
solo cena y disfruta del momento de cenar, o se dice, quizá no lo he hecho bien
pero aprendo el próximo día mejor… etc…
¿De qué
sirve regodearse en el autoreproche? ¿A ti te ayuda a crecer? ¿A ser mejor
persona?
Hay una
gran distancia entre la reflexión sana y el automachaque, y una muy corta entre
sonreír y no hacerlo, se trata de parar de darte lo que te lleva a un estado
negativo, y cambiarlo por las cosas que haya en tu libreta que te llevan a uno
positivo.
Quizá te
sorprendas a ti mismo descubriendo que siempre que escribes al anochecer que
has tenido un GRAN día, te habías levantado con música, o al contrario que
siempre que duermes mal, has visto la tv hasta tarde; que siempre que disfrutas de un momento estás viviendo solo ese momento,
degustándolo, o… que cuando pasas un mal rato es porque en lugar de en
presente estás viviendo el pasado, recordando, distorsionando, imaginando,
creando, pensando en “y si”…
Suerte, y
¡feliz día mañana! Si te ha gustado, no olvides compartirlo en tus redes
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